Desde la perspectiva de las autoras Papalia y Wendkos (2003), es difícil distinguir entre motivación y emoción, porque las dos se encuentran íntimamente relacionadas y muchos teóricos opinan que existe una estrecha relación entre sentimientos y acción, puesto que es difícil en extremo separar la actuación de lo que el individuo siente y piensa.
Partiendo de esta premisa, se hace necesario estudiar a Merany citado por Cortés de Aragón (1999), cuando señala que el término motivación proviene del latín “motus” (movimiento), en el campo específicamente de la psicología experimental, se define como la regulación interna, energética y directa de la conducta, en tal sentido, la motivación no es accesible a la observación pero es deducida del análisis de los datos de la investigación experimental como concepto hipotético que expresa, precisamente esa regulación.
El análisis precedente, conlleva la necesidad de definir motivaciones sociales, para lo cual es oportuno citar a Mc Clleland (1970), quien realizó importantes estudios en varios países alrededor del mundo, dedicándose a esta importante temática y visitando en repetidas ocasiones Venezuela. Según el mencionado autor la motivación vendría a ser constituida por los racimo de expectativas o asociaciones que se forman y crecen alrededor de las experiencias afectivas. En consecuencia y tomando en cuenta las experiencias infantiles, que se integraron a la personalidad del individuo, se encuentra el origen determinante de las diversas formas de conducta en las cuales se satisface el impulso dado por la motivación.
En el mismo orden de ideas los teóricos del aprendizaje social, como Bandura, citado por Mc Clelland (1989), ampliando las ideas de Skinner, argumentan que la recompensa más poderosa para el ser humano es el refuerzo social, como por ejemplo el elogio. En este caso los modelos adoptados por las personas son los que mas recompensas pueden obtener, en el caso de los niños y sus padres. Este grupo de teorías explican muchas conductas importantes, pero ignoran los factores físicos y los cognitivos, como la influencia de los distintos estilos de pensamiento.
En sintonía con lo anteriormente expuesto, Romero García (1999) define motivaciones sociales como redes de pensamientos y afectos que dinamizan,
orientan y mantienen la conducta hacia metas interiores y exteriores valorizadas por
la persona. Es claro entonces que los motivos afectan todo el funcionamiento de la persona, de forma interior (psíquico) como de forma exterior (social). Igualmente señala que esta influencia se aprecia en tres vertientes: en la reducción de necesidades (satisfacción), como máximo disfrute de activación sensorial (placer), o como refuerzo intencional con la finalidad de alcanzar metas altamente valoradas (retos).
Teoría de los incentivos
Una consideración especial merece la teoría de los incentivos, la cual trata de explicar por qué el comportamiento no siempre está motivado por una necesidad interna, tal como lo indica Petri citado por Feldon (1994), esta teoría trata de explicar la motivación con base en la naturaleza de los estímulos externos, los incentivos que dirigen y energizan al comportamiento.
Explica por qué se puede flaquear ante un incentivo externo (como un postre apetitoso) a pesar de que no haya indicativo de hambre, esto parece ser insuficiente para proporcionar una explicación completa de la motivación, ya que los organismos tratan de satisfacer sus necesidades incluso si no hay incentivos presentes. Es pertinente aclarar que en lugar de contradecirse entre sí las pulsiones y los incentivos pueden funcionar conjuntamente para motivar el comportamiento.
Dentro de este marco de ideas, las tres motivaciones básicas que determinan la conducta social del individuo son, de acuerdo a las conclusiones de Mc Clelland la motivación al poder, a la afiliación y al logro.
Motivación al logro
Dentro de este orden de ideas, Mc Clelland y Atkinson (1953), definen este impulso de superación como “el éxito en la competición con un criterio de excelencia” (p.271). Definición demasiado general tomando en cuenta que los criterios de excelencia pueden estar relacionados con la tarea, relacionado con el individuo ó en referencia a otras personas. Sin importar de donde provenga el mencionado criterio, Atkinson aclara que todas estas situaciones serán parecidas en la medida que el individuo anticipa que su rendimiento conlleva una evaluación favorable o no, produciendo una reacción emocional de orgullo frente al éxito y de vergüenza ante el fracaso.
Desde una perspectiva general se señalan cuatro tipos diferentes de formas para alcanzar una meta de logro según el mencionado autor:
1. Al actuar en conjunto con otras personas teniendo como visión básica comprometerse en actividades que revelen la superioridad del individuo ante los demás. Tal es el caso del deseo de triunfar en un concurso, buscar un ascenso, etc.
2. Al intentar alcanzar o sobrepasar un patrón de excelencia auto impuesto, esto no implica una competencia con otros, sino un patrón individual de excelencia personal. Podría mencionarse el deseo de realizar un trabajo con el máximo grado de perfección que se pueda obtener.
3. Cuando se persigue una realización utilizando métodos exclusivos u originales que la pueden conducir al éxito. Dentro de esta categoría podrían ubicarse los inventores, artistas y otros.
5. Al tratar de adelantar en la carrera profesional, los esfuerzos van orientados a conseguir o alcanzar una meta a largo plazo, lo que casi siempre se identifica con este tipo de motivación.
Además Mc Clelland (1985), estableció diez subcategorías que permiten determinar, según su presencia o ausencia, el tipo de dinámica y la intensidad con la cual la motivación al logro es expresada:
1. Deseo de logro, se encuentra cuando está presente la manifestación de un anhelo por alcanzar una meta de logro, es codificado solo cuando se determina una situación importante de deseo por conseguir la meta trazada: “anhelo por ser médico”, “afán por terminar el postgrado”, etc.
2. Actividad, se codifica en el caso comprobado de que realmente se realizan esfuerzos para lograr el objetivo señalado. Dicha actividad puede se física o mental y su concreción puede ser exitosa o fallida.
3. Tanto la subcategoría anticipación al éxito, como la anticipación al fracaso, pueden catalogarse aún cuando aparezcan simultáneamente en un a muestra. En el caso del éxito se sobreentiende que es expresar de forma clara la suposición de lograr la meta propuesta, contrariamente el fracaso se determina cuando se observa preocupación por la posibilidad de fracasar en la consecución de la meta.
4. Las subcategorías bloqueos personales y obstáculos del mundo exterior se codifican cuando el logro de las metas se encuentra comprometido de alguna manera, al verificar la probabilidad de que existan obstáculos por vencer antes de llegar a la meta perseguida. Puede ser personal (inseguridad, incapacidad al tomar decisiones, temor al fracaso, bloqueos personal es) o por parte del medio ambiente y su ubicación es externa.
5. La ayuda, se encuentra presente cuando alguien se solidariza con la consecución de la meta y enfatiza o estimula a quien está empeñado en ésta dirección a lograr la misma.
6. Las subcategorías sentimientos positivos y sentimientos negativos, son ubicables cuando existen sentimientos asociados a la conquista de una meta de logro. Dichos sentimientos pueden ser simultáneos en una misma muestra.
7. La última subcategoría tema, se comprueba cuando el propósito central predominante en la muestra es el interés o la preocupación por la autorrealización, por lo cual debe verificarse que la secuencia de actividades a seguir estén verdaderamente enfiladas al logro del éxito.
Al mismo tiempo Romero García (1991), al realizar una revisión teórica de las motivaciones sociales descritas por Mc Clelland, el cual las define como pensamiento y sentimientos relacionados con una meta, dependiendo de la expectativa que se tenga al respecto y al valor que se conceda a la misma. Enfatizando que los individuos con motivación de logro se proponen metas realistas y trabajan de manera sostenida por ello.
En consecuencia introduce el concepto de internalidad y externalidad en sus estudios sobre dicho tipo de motivación social. Sostiene que la persona interna tiene la tendencia a asumir plena responsabilidad por los resultados positivos, reforzando los sentimientos de autovaloración, robusteciendo el autoconcepto y la autoestima, por consiguiente las personas sienten que en sus manos está el mejorar las acciones que las conduzcan al éxito. Las personas externas tienen su sistema de control afuera, por lo tanto no se atribuyen la responsabilidad por lo que hace: si tiene éxito fue suerte. Por lo tanto evitan trazarse metas altas, pues son otros quienes controlan su victoria o fracaso.
Profundizando en sus estudios, Mc Clelland (1985) la presencia de un motivo hace que ciertos tipos de conducta pasen a un estado de preparación. Según el mencionado autor la activación de un motivo de logro prepara a las personas para que:
1. Realizan tareas moderadamente desafiantes, las personas definidas como con alto logro rinden mejor que aquellas con bajo logro en tareas que se les comunica que son de dificultad intermedia. La persona alta en logro busca situaciones moderadamente desafiantes, pues son las que mejor prueban sus capacidades, lo cual a su vez le otorga la sensación de un trabajo bien realizado y es altamente significativo para ellos.
2. Persistencia en las tareas, además de seleccionar tareas moderadamente desafiantes también persisten más tiempo en las mismas, demostrando mayor perseverancia ante el fracaso en tareas difíciles y continuando más allá que el promedio de los individuos.
3. Actividad empresarial independiente, el autor encontró una alta relación entre las personas con alta necesidad de logro y el patrón de conducta que caracteriza la actividad empresarial autónoma: a) ambos toman riesgos moderados. Igual que las personas con alto logro, a los empresarios independientes les gustan decidir cuando un riesgo es moderado y por lo tanto si vale la pena tomarlo. b) ambos prefieren responsabilizarse de sus acciones. c) ambos prefieren feedback de rendimiento rápido y específico. d) ambos muestran un alto grado de iniciativa y de conductas de exploración.
Por su parte Romero García (1999), enfatiza que la motivación al logro es la motivación humana por excelencia, pues no es compartida por ninguna otra especie. En este sentido señala que la máxima expresión de la misma es el desarrollo personal, el cual tiene características absolutamente personales. Con el objeto de estudiarlas describió como indicadores:
Meta de logro: se refiere a la importancia que el individuo confiere a las metas que traza, las cuales son entendibles en el marco de la construcción global que hace de su vida y de su mundo. Lo cual quiere decir que para cada persona el éxito es relativo, mientras que algunos establecen metas ambiciosas, otros se conforman con solo subsistir.
Instrumentación: tiene relación con la maestría que las personas expresan en relación con la tarea (experticia), rendimientos rápidos y económicos (eficiencia) o resultados de calidad superior (excelencia). La combinación de estos confiere al individuo cogniciones y afectos de un valor personal muy especial. Todos ellos referidos a las estrategias de logro dirigidas a la planificación de la tarea.
Compromiso con la tarea: aquellos que se comprometen con su crecimiento personal fortalecen ciertas competencias; como la capacidad de exponerse a situaciones nuevas (apertura al cambio), habilidad para construir y reconstruir las situaciones de manera distinta (flexibilidad), control conductual en situaciones turbulentas (manejo de la incertidumbre) y la superación de situaciones en las cuales no se logran las metas (manejo del fracaso).
Creencias facilitadoras de logro: en una sociedad subdesarrollada la expresión de motivación al logro puede no ser reforzada, estimulándose creencias igualitarias, concediendo igual recompensa a desempeños de diferente calidad. Esta cultura posee mecanismos que permiten su supervivencia y perpetuación, entre otras inhibir expresiones de logro en niños y fortalecer en adultos las otras dos motivaciones; todo esto mediante expresiones populares que encierran creencias que a la larga limita el desarrollo del logro personal.
En eumed.net: |
![]() 1647 - Investigaciones socioambientales, educativas y humanísticas para el medio rural Por: Miguel Ángel Sámano Rentería y Ramón Rivera Espinosa. (Coordinadores) Este libro es producto del trabajo desarrollado por un grupo interdisciplinario de investigadores integrantes del Instituto de Investigaciones Socioambientales, Educativas y Humanísticas para el Medio Rural (IISEHMER). Libro gratis |
15 al 28 de febrero |
|
Desafíos de las empresas del siglo XXI | |
15 al 29 de marzo |
|
La Educación en el siglo XXI |